ESTUDIO 3:
TESTIMONIO DEL CREYENTE
Pasaje: Mateo 5:13-26.
OBJETIVOS DEL ESTUDIO
1. Conocer las enseñanzas del Señor sobre la influencia y la justicia del creyente en el
mundo.
2. Entender aspectos espirituales sobre manifestaciones de la ley sobre el homicidio y la
reconciliación y la fidelidad matrimonial.
3. Comprender el pensamiento de Dios sobre la verdadera vida de piedad al margen de
todo tipo de apariencia piadosa.
4. Conocer la grandeza del amor como elemento testimonial del creyente en la sociedad.
5. Aplicar las enseñanzas a la vida personal.
TAREAS
1. Dedicar tiempo a la oración antes y después del estudio, pidiendo la ayuda del Señor
sobre el estudio y su posterior aplicación personal.
2. Leer varias veces el pasaje que se estudia y, si es posible, en versiones distintas.
3. Siguiendo el bosquejo establecido para el estudio del Sermón del Monte y sin otra
ayuda, estudiar personalmente el pasaje anotando las conclusiones que se alcancen.
4. Volver a estudiarlo nuevamente con ayuda de las notas y contrastar los resultados.
5. Responder a las preguntas de repaso.
INTRODUCCIÓN.
El Señor describió en la sección anterior (5:3-12), el carácter del creyente. Un creyente
no se
mide por lo que hace, sino por lo que es. Esencialmente es una persona feliz, "bienaventurada"
en la medida en que sintonice con la voluntad de Dios y viva de acuerdo con ella. Esta actitud
interior aflora al exterior en actos concretos, que son visibles a los que le rodean y le distinguen
como creyente en un mundo de incrédulos, esto es, le manifiesta como lo que es. Los creyentes
están en el mundo, pero no son de él. Sin embargo, tienen relación con el mundo. Nunca deseó
el
Señor que se separasen de él, sino todo lo contrario, son enviados al mundo con el mismo
propósito conque Él fue enviado (Jn. 17: 18). El testimonio que corresponde a la evidencia de
una vida que descansa en la fe, debe manifestarse en obras (Stg. 2:20). La ley de Dios establece
una conducta moral para quienes han sido redimidos, no en el sentido estricto de la letra, sino en
la suprema dimensión del espíritu contenido en ella. El Señor enseñó como debe
ser el
comportamiento de los creyentes que están y son del "Reino de los Cielos". En ese estilo de
vida manifiestan la realidad de su profesión y condición espiritual.
Quienes son "pobres de espíritu", "mansos y humildes de corazón", con "hambre
y sed de
justicia", están capacitados para ser también "sal en la tierra" y "luz en el
mundo" (vv. 13-16).
Esa es la "función" del creyente en el mundo. Las metáforas de la sal y la luz, indican
la
influencia que los creyentes deben producir en su entorno social. Es seguro que el mundo
perseguirá a los creyentes y los despreciará por su fe (vv. 11-12), pero a esto el creyente está
llamado a servir a quienes le persiguen mediante su influencia en ellos que despierte interés por
la fe y les ilumine en el modo ético de comportamiento. El creyente no puede aislarse del
mundo, sino mostrarse en su medio para servirle del mismo modo que Cristo hizo. Junto con este
testimonio, algunos del mundo se preguntará cuán bueno debe ser una persona para ir al cielo.
La Ley establece el nivel moral que deben manifestar quienes son hijos del "Reino de los
cielos". La justicia práctica establecida en los preceptos éticos de la Ley, no pueden ser
rebajados para adecuarlos a una vida de "piedad aparente", el mismo Señor enseña cual era
su
relación con tales demandas (vv. 17-18). Algunos pensarían que como Cristo se oponía a la
enseñanza tradicional de los fariseos y ellos eran referencia al pueblo sobre el cumplimiento y
alcance de la Ley, Jesús tendría que modificar la misma Ley o abrogar alguno de sus
mandamientos, el Señor quería dejar claro desde el principio de su ministerio que tal cosa era
imposible, ya que Él había venido para cumplirla. Esa misma posición debe ser la natural de
quienes son sus discípulos (vv. 19-20). Para enfatizar de un modo práctico la enseñanza, apela
a
algunas demandas establecidas en la Ley. Tales enseñanzas eran consideradas por los escribas y
fariseos desde la literalidad del mandamiento. El Señor toma los mandamientos y extiende el
significado que Dios tenía en mente cuando los promulgó y entregó a Su pueblo. En ellos se
manifiesta la verdadera "justicia práctica" que el creyente debe manifestar ante el mundo que
le
rodea. La primera observación tiene que ver con el homicidio (vv. 23-26). La segunda con el
pecado del adulterio (vv. 27-30).
Esa forma de justicia estaba muy lejos de la "literalista" con la que se conformaban los
escribas y fariseos, quienes procuraban el cumplimiento de la letra de la Ley, pero quebrantaban
-en muchos casos conscientemente- el espíritu de la misma. Por tanto Cristo advierte a los suyos
que si "vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el
reino de los cielos" (v. 20).
B) La influencia del creyente (5:13-16).
1. La primera responsabilidad (5:13).
1.1. La metáfora de la "sal".
1.1.1. "Vosotros sois la sal de la tierra"
1.1.2. La sal.
(1) La sal es algo considerado como algo muy valioso en todos los tiempos.
(2) A los soldados romanos se les paga parte de sus haberes en sal, de ahí
el término "salario".
(3) El regalo de sal o la participación de ella en la comida, era considerado
antiguamente como una señal de amistad.
(4) En algunos pueblos quien "compartía" la sal con otro, quedaba bajo su
protección.
(5) Las ofrendas levíticas eran sazonadas con sal (Lv. 2:13).
(6) Algunos contratos se confirmaban mediante intercambio de sal, de ahí
que simbólicamente se hable de "pacto de sal" para referirse al de Dios
con David (2 Cr. 13:5).
(7) La sal es un ingrediente utilizado para dar sabor a las comidas (Job
6:6).
1.1.3. La metáfora.
(1) La sal como elemento aséptico.
(2) La sal como elemento provocador de sed.
(3) La sal como generadora de sabor.
1.1.4. Como aséptico.
(1) No se contamina con la corrupción y combate el deterioro.
a) Un modo de conservar los alimentos perecederos es mediante el
salado.
(2) El creyente "como sal" debe mantenerse constantemente limpio de la
corrupción del mundo (1 P. 1:14-16).
(3) La influencia del creyente no puede evitar la corrupción espiritual de
quienes le rodean, pero evita manifestaciones externas de ella con su
influencia y presencia.
(4) El creyente ha sido sacado de la masa de pecado que es el mundo, por la
obra poderosa de Dios (Ef. 2:1-6).
(5) El propósito de Dios al hacer esta obra está bien definido (Ef. 1:4).
(6) El creyente se distancia de la corrupción que hay en el mundo y la
repele (1 P. 1:4).
(7) Una exhortación concluyente (Ef. 5:8-10).
1.1.5. Como elemento provocador de sed.
(1) Usada para impedir la deshidratación en lugares de mucho calor,
generando la necesidad de beber.
(2) El testimonio del creyente debe provocar "sed" espiritual en aquellos
que están en contacto con él.
(3) El testimonio personal es inevitable como complemento a la
evangelización, cuyo mensaje ofrece el agua de vida que apaga la sed del
mundo, que es Cristo (Jn . 4:13-14; 6:35; Ap. 22:17).
(4) El perdido necesita llegar a "sentir" sed para acudir al Salvador.
(5) El Señor pone al creyente en el mundo para que su testimonio despierte
en quienes le rodean, deseo de agua de vida.
1.1.6. Como elemento generador de sabor.
(1) Una aplicación más genérica que las anteriores.
(2) La presencia del cristiano "da una nota de sabor" en una sociedad
insípida.
(3) No actuando colectiva sino individualmente.
(4) La iglesia no está llamada a pronunciamientos políticos sino a
testimonio individual, visible y silencioso.
(5) La conducta ejemplar del creyente produce un sabor especial en la
sociedad.
a) Obediencia y respeto a las autoridades en una sociedad rebelde (Ro.
13:1ss.).
b) Relaciones familiares correctas (Ef. 5:22ss.).
c) Relaciones laborales correctas (Ef. 6:5-9).
d) Conducta irreprochable (Ef. 4:25-31).
e) Una capacidad de amor y perdón a todos (Col. 3:12-14).
(6) La misión primaria y principal de la iglesia es predicar el evangelio
(Mt. 28:18-20; Mr. 16:15-16; Hch. 1:8).
(7) El contenido social del evangelio se muestra en las acciones conque los
creyentes actúan en ese entorno.
(8) Algunos sugieren que el mensaje profético del A. T. es una denuncia
social, y ejemplo a lo que debe ser el mensaje social de la iglesia.
a) Debe entenderse que los profetas no denunciaban los problemas
sociales de otras naciones que no fuera Israel.
b) Israel era el pueblo de Dios.
c) Los profetas llamaban al pueblo de Dios aun retorno a Dios que
debía expresarse en un estilo de vida consecuente.
(9) El cristianismo convulsionó al mundo antiguo por testimonio y no por
denuncia.
(10) La iglesia tiene un mensaje de justicia social contenido en la Palabra,
al que tampoco puede renunciar.
1.1.7. A quienes se dirige la enseñanza.
(1) "Vosotros".
(2) Primero a los discípulos en su tiempo.
(3) Luego a todos los que llegarían a ser sus discípulos, de todas las
naciones, en la historia (Mt. 28:19)
1.1.8. La exhortación enfatizada (Mr. 9:50).
1.2. Un problema expresado.
1.2.1. "Pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada?"
(1) "Se desvaneciere" (gr. "möranthëi"), literalmente "se vuelve
necia", el
verbo deriva de "möros" que significa obtuso, lento, torpe, estúpido, etc.
1.2.2. No está afirmando que pueda desvanecerse, lo apunte como hipótesis para
resaltar la inutilidad que traería consigo.
(1) La sal como compuesto químico no pierde nunca su sabor.
1.2.3. Cristo está enfatizando la realidad de lo creyentes y no la apariencia
externa del profesante (5:20).
1.2.4. El que no obra como sal es que nunca fue verdaderamente sal.
1.2.5. Especial gravedad porque si el que dice ser sal para otros no lo es, ¿quién
podrá serlo para él?
1.3. La consecuencia.
1.3.1. "No sirve más para nada, sino para ser echada fuera y hollada por los
hombres"
1.3.2. Si lo que aparenta ser sal no lo es, es simplemente arena, que sólo es
buena para ser pisada por las gentes.
1.3.3. La hipocresía espiritual conducirá a esta situación (Mt. 8:12).
1.3.4. Una mayor gravedad es el deterioro que la sal produce sobre la tierra
haciéndola improductiva.
(1) Así actuó Abimelec con Siquem (Jue. 9:45).
1.3.5. La piedad aparente sirve muchas veces para hacer estéril en las personas
el mensaje del evangelio, como causa del mal testimonio de los que aparentan
ser cristianos.
2. La luz del mundo.
2.1. La afirmación del Señor.
2.1.1. "Vosotros sois la luz del mundo".
2.1.2. La luz tiene como condición natural propia la de comunicarse y disipar las
tinieblas.
2.1.3. Es el primer elemento creado por Dios (Gn. 1:3).
(1) Nada más importante e imprescindible que la luz.
2.1.4. Jesús se calificó a Sí mismo como "la luz del mundo" (Jn. 8:12).
2.1.5. La luz en la Escritura.
(1) Indica el verdadero conocimiento de Dios (Sal. 36:9).
(2) La bondad, justicia y verdad (Ef. 5:8-9).
(3) Gozo, alegría y bendiciones (Sal. 97:11; Is. 9:1-7).
(4) Puede ampliarse hasta relacionarla con todas las bendiciones que
proceden de la salvación (Lc. 1:77-79).
2.1.6. La verdadera luz es y está en Dios (1 Jn. 1:5).
2.1.7. Quien está en Dios y Dios en él, por Cristo, se convierte en "luminar"
que
resplandece (Fil. 2:15).
(1) Brillar, lucir, es vivir a Cristo mismo y reflejar al Señor (Gá. 2:20; Fil.
1:21).
2.1.8. El Señor es la única y verdadera luz (Sal. 27:1; 36:9; 43:3; Is. 49:6; 60:1;
Lc. 1:78, 79; 2:32; Jn. 8:12; 9:5; 12:35, 36, 46; 2 Co. 4:6).
2.1.9. El creyente no es luz en sí mismo, pero es "luz en el Señor" (ef. 5:8).
(1) Cristo es la luz que comunica su luz (Jn 1:9).
(2) Quien permanece en comunión con Cristo es luz a los demás (Jn. 15:4,
5).
(3) Andar en la luz, brillar, ser luz, es poder señalar el rumbo al que vive en
tinieblas, lo que es un cumplimiento fiel de la comisión de Cristo (Hch.
1:8).
2.2. El testimonio del pueblo de Dios.
2.2.1. "Una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder"
2.2.2. De la luz individual pasa a la efusión luminosa de la colectividad de
creyentes.
2.2.3. Los creyentes son hijos de la luz (1 Ts. 5:5).
2.2.4. Los creyentes puestos como señales luminosas (Is. 8:18).
2.2.5. El énfasis de la metáfora está en situar la luz sobre un monte alto que
no
puede ocultarse a la vista.
3. La luz en la casa (5:15).
3.1. La luz en alto.
3.1.1. "Ni se enciende una luz y se pone debajo de un almud"
(1) El almud era una medida para el grano, lo que podía equivaler al
celemín.
(2) La inconsecuencia de encender la luz y ocultarla a la vista.
(3) El entorno seguiría en tinieblas.
3.1.2. "Sino sobre el candelero"
(1) La idea es que la lámpara encendida se coloca en lugar prominente para
que cumpla su función de iluminar.
(2) "Candelero" (gr. "tën luchnian") es un soporte para lámparas.
a) Ese es el significado en todas las doce veces que ocurre la palabra.
(3) El orden de los verbos es interesante: primero se enciende y luego
alumbra.
a) Así ocurrió con Juan el bautizador (Jn. 5:35).
3.2. La luz en la casa.
3.2.1. "Y alumbra a todos los que están en casa"
3.2.2. Una sola luz alumbraba a todos.
3.2.3. De la ilustración de muchas luces sobre un monte, a una sola en la
intimidad de la casa.
3.2.4. El testimonio del creyente debe verse no sólo en el mundo sino también en
el hogar.
3.2.5. El creyente como ejemplo de a la familia de las virtudes de Cristo (1 P.
2:9).
(1) El ejemplo del hogar de Timoteo con una madre y una abuela que
alumbraban con su fe (2 Ti. 1:5).
3.2.6. El testimonio cristiano en el hogar es absolutamente esencial para la
propia familia y para el mundo.
3.2.7. El cristiano debe brillar también en la casa de Dios, que es la iglesia.
(1) Siendo ejemplo para los más jóvenes en el evangelio (1 Ti. 4:12; Tit.
2:7-8).
(2) Los ancianos deben brillar en la iglesia con la luz del ejemplo personal
(1 P. 5:2-3).
3.2.8. El testimonio cristiano debe ser evidencia a todos.
4. La aplicación de la metáfora (5:16).
4.1. Un mandamiento.
4.1.1. "Así alumbre vuestra luz delante de los hombres".
4.1.2. La luz pone de manifiesto la realidad de las tinieblas.
(1) La luz de Dios en Cristo brilló en las tinieblas del mundo, alumbrando a todo
hombre (Jn. 1:9).
(2) La luz puso al descubierto la suciedad del pecado, y los hombres
reaccionaron contra ella porque denunciaba su situación (Jn. 3:19).
(3) Quien vive en pecado desprecia la luz (Jn. 3:20).
(4) Jesús fue perseguido y crucificado porque manifestó lo oculto de las tinieblas
que había en el hombre.
(5) En identificación con Cristo el creyente lleva a cabo la misma obra.
4.1.3. La luz explica la causa de las tinieblas.
(1) La razón de la situación en el mundo no tiene explicación para el hombre.
(2) La única razón que la Biblia da es la separación del hombre respecto a la
luz,
que es Dios mismo (Ro. 1:18ss.).
(3) La desorientación de mundo obedece a seguir un camino sin luz, en
abierto rechazo a la oferta de Cristo (Jn. 8:12).
(4) Es necesario seguir de cerca a Cristo para gozar de Su luz (Jn. 12:35).
(5) Los problemas vienen por despreciar la luz (Jn. 3:19).
(6) Nadie puede advertir a este mundo de la condenación por rechazar la
luz, sino los hijos de la luz.
4.1.4. La luz ofrece la única salida a las tinieblas.
(1) El hombre necesita recibir el mensaje de buenas nuevas que lo conduzca
a la luz, que es Cristo.
(2) El evangelio proclama un cambio íntimo y total que hace que el pecador
ame la luz, cuando antes la rechazaba.
(3) El evangelio es poder de Dios para salvación (Ro. 1:16, 17).
(4) "Lo que el hombre necesita no es más luz; necesita una naturaleza que
ame la luz y odie las tinieblas".
4.2. El modo de alumbrar
4.2.1. "Para que vean vuestras buenas obras"
4.2.2. Este es el testimonio silencioso del evangelio.
4.2.3. La luz no alumbra el creyente para que el mundo "lo vea" a él y le alabe.
4.2.4. La luz manifiesta, pone al descubierto, las buenas obras.
4.2.5. Es la evidencia natural de la fe salvífica (Stg. 2:17. 26).
4.2.6. Las buenas obras no se hacen para santificación, sino como expresión
visible de ella.
4.2.7. No es suficiente conque las gentes oigan el evangelio de los creyentes, la
buena noticia, con buenas palabras; es imprescindible que vean juntamente
"buenas obras".
4.2.8. El ejemplo del testimonio de una mujer cristiana ante su esposo incrédulo
(1 P. 3:1-2).
4.2.9. Las "buenas obras" no son el resultado del esfuerzo religioso del hombre,
sino el estilo de vida del salvo (Fil. 2:12, 13).
4.2.10. Un obrar en plena consonancia con la voluntad de Dios (Ef. 2:10).
4.3. El objetivo final.
4.3.1. "Y glorifique a vuestro Padre que está en los cielos"
4.3.2. Dios salva con el propósito de Su gloria (Ef. 2:6, 12, 14).
4.3.3. El creyente está puesto para glorificar a Dios.
(1) Ese debe ser el objetivo principal que motive toda acción (1 Co. 10:31).
4.3.4. Aquí se menciona por primera vez en el N. T. la relación "paterno filial"
de Dios con el creyente.
(1) Se desarrollará ampliamente en las epístolas.
4.3.5. Quien tiene a Dios por Padre debe reflejar Su carácter (1 Jn. 4:17).
4.3.6. El mismo mandamiento trasladado a los creyentes de la iglesia (1 P. 2:12).
4.3.7. El proceso es claro.
(1) El creyente practica y sigue una vida de buen obrar.
(2) El mundo le observa.
(3) Dios es glorificado por el estilo de vida del que se llama su hijo.
C) La conducta del creyente (5:17-48).
a) La Ley (5:17-20).
1. El Señor ante la Ley (5:17).
1.1. Un pensamiento erróneo.
1.1.1. "No penséis que he venido para abrogar la ley o los profetas"
1.1.2. Las gentes impulsadas por los escribas y fariseos pronto comenzaron a
considerar a Cristo como un revolucionario peligroso, que pretendía romper todo
vínculo con el pasado (Jn. 5:18).
1.1.3. Las gentes miraban a la Palabra como la "norma" y a los fariseos como"el modo
de cumplirla".
1.1.4. Jesús coincidía con las demandas de los escribas y fariseos.
(1) Demandaba buenas obras, como ellos (5:16).
(2) Tenía en alta estima la ley de Moisés y los profetas (8:4; Mr. 7:10; Lc. 16:31;
24:27, 44; Jn. 5:46).
1.1.5. Jesús concedía más alto honor a la Escritura que los escribas y fariseos.
(1) "Ellos sepultaban los oráculos divinos bajo un cargamento de tradición y
consideraban que el hacer la ley era el único modo de salvación"
(2) Eran los escribas y fariseos quienes despreciaban el A. T. Dando a sus
tradiciones el mismo valor que a la Palabra (Mt. 15:6).
1.1.6. El Señor afirma que toda Su enseñanza se ajustaría absolutamente a la Palabra
de Dios: La Ley y los profetas.
1.1.7. Nadie debía pensar que el Señor iba a ser indulgente y transigir en
prohibiciones que Dios había establecido en su Palabra o prohibir lo que Él no había
prohibido.
1.1.8. La ley expresaba la santidad de Dios (Lv. 24:19) .
(1) Para eso había sido dada (Lv. 21:8).
(2) La Ley exigía la santidad del pueblo de Dios (Lv. 11:44; 19:2; 20:7, 26).
1.1.9. "El fariseísmo era un inteligente sistema diseñado para esquivar las demandas
de la santidad de Dios y las demandas de la Ley. Los fariseos tenían la Ley en sus
manos. Sabían que allí estaba revelada la santidad de Dios. Conocían las demandas
de Dios con respecto a la conducta de los hombres justos, pero se dieron cuenta de
que no podrían llegar a tal norma. Así, ellos erigieron un sistema que esquivaba
esencialmente las demandas de la Ley para hacer posible que las personas pudieran
llegar a un conjunto de normas sustitutivas. Los fariseos decían que si uno vivía
conforme a la interpretación que ellos hacían de la Ley, sería entonces aceptable
ante
Dios" .
1.1.10. La actuación de los fariseos.
(1) Los fariseos habían codificado la Ley en 365 mandamientos negativos y 250
positivos.
(2) Enseñaban que "guardándolos" los hombres eran aceptos para Dios.
(3) Habían enseñado que el "cumplimiento" de los mandamientos consistía
en la
forma externa de la literalidad de la ley.
(4) Su sistema quedaba por debajo de la intención de Dios al dar la Ley.
1.2. Para que había venido Jesús.
1.2.1. "No he venido para abrogar, sino para cumplir"
1.2.2. "Abrogar" (gr. "katalusai") equivale a deshacer.
1.2.3. "Cumplir" (gr. "klërösai"), significa "llenar hasta arriba".
1.2.4. Lo iba a hacer primero en su enseñanza, dando el significado preciso de lo que
Dios tenía en mente cuando dio su Palabra.
1.2.5. Lo haría en su Persona y obra cumpliendo cuanto Dios había establecido y
anunciado en ella.
(1) Jamás quebrantó nada de los establecido en la Palabra.
(2) Cuanto ocurrió en su vida era el cumplimiento de los profetas (Lc. 4:18-21).
(3) La obra de la cruz y la resurrección fue el cumplimiento de lo anunciado
anteriormente en la ley y los profetas (Mt. 26:56; Lc. 18:31; 24:25-27, 44).
1.2.6. El Hijo de Dios había nacido "bajo la ley" (Gá. 4:4).
1.2.7. Él llevó sobre Sí en forma vicaria la maldición de la ley para convertirse
en
fuente de bendición para el creyente, extendiéndole las promesas de Abraham (Gá.
3:13-14).
1.2.8. Cristo vino a promulgar la nueva ley del amor que cumple toda la Ley (Jn.
13:34; Ro. 13:8; Gá. 5:14; 6:2).
2. La inquebrantabilidad de la Escritura (5:18).
2.1. Una afirmación precisa.
2.1.1. "Porque de cierto os digo que hasta que pasen el cielo y la tierra, ni una jota ni
una tilde pasará de la ley, hasta que todo se haya cumplido".
2.1.2. El contenido de la Escritura tendrá plena eficacia y todo lo profetizado tendrá
cumplimiento hasta la remoción del universo en su actual estado (2 P. 3:10-13).
(1) La inquebrantabilidad de la Escritura es un hecho (Sal. 102:25-26; Is. 34:4;
51:6; Mt. 24:35; Ro. 8:21; He. 1:12; 2 P. 3:7, 10-13; Ap. 6:14; 21:1-3).
2.1.3. Nada hay de poca importancia en la Escritura.
(1) "Ni una jota", la letra más pequeña del alfabeto griego.
(2) "Ni una tilde", el acento colocado para sonorizar la palabra, o tal vez mejor,
el rasgo que cambia una letra sin otra.
2.1.4. Tal es la importancia de la Ley de Dios que incluso cada una de sus letras se
llaman "sagradas" por haber recibido el soplo divino de la inspiración (2 T. 3.15-16).
2.1.5. Por esta causa la Escritura no puede ser quebrantada (Jn. 10:35).
2.1.6. La Ley de Dios expresa el pensamiento, propósito y voluntad de Dios, y es el
mismo Dios que la da, quien la pone por obra en la ejecución de Su designio (Is.
46:9-10).
3. Pequeñez y grandeza (5:19).
3.1. Quien es considerado "pequeño" por Dios.
3.1.1. "De manera que cualquiera que quebrante uno de estos mandamientos muy
pequeños, y así enseñe a os hombres, muy pequeño será llamado en el
reino de los
cielos"
3.1.2. La entrada al Reino de los Cielos es por gracia, y lleva aparejado el nuevo
nacimiento (Jn. 3:3, 5; Ef. 2:8-9).
3.1.3. La posición en el reino depende del respeto a la Ley de Dios y es proporcional
a ello.
(1) No son obras sino intenciones.
(2) No es acción sino obediencia, lo que Dios valora.
3.1.4. Todo mandamiento de Dios, cualquier enseñanza recogida en su Palabra no es
"pequeño", pero la importancia de cada uno es diferente.
(1) Hay doctrinas fundamentales y doctrinas generales.
3.1.5. Los rabinos discutían sobre cual era el mandamiento más "liviano" y cual
el
más "pesado".
(1) Algunos consideraban el más pequeño -menos importante- como el
establecido en Dt. 22:6.
(2) Otros consideraban el más importante como Dt. 6:5.
(3) Esa era la posición de escriba a la pregunta del Señor (Lc. 10:27).
(4) Por la respuesta del Señor se aprecia que estaba de acuerdo con él (Lc.
10:28; Mt. 22:33-40; Mr. 12:28-34).
3.1.6. El Señor consideraba que en la Ley había cosas más importantes que otras, o
cosas fundamentales y generales.
(1) Las cosas más importantes eran la justicia, la misericordia y la fidelidad (Mt.
23:23).
3.1.7. El Señor insistía en que todo mandamiento de Dios debía ser obedecido.
3.1.8. Quien "quebrante" (gr. "lusë"), literalmente "anule", uno de
estos mandamientos
generales y enseñe a otros en ese camino, comete no sólo una transgresión, sino una
violación de la Ley (Sal. 119:126).
3.1.9. Estos no tendrán una posición gloriosa en el reino de Dios, sino que entrarán
en
él pero estrechamente (2 P. 1:11).
3.2. Quien será considerado "grande" por Dios.
3.2.1. "Mas cualquiera que los haga y los enseñe, éste será llamado grande en
el reino
de los cielos".
3.2.2. La obediencia y respeto por la Palabra es el comienzo.
(1) Nótese el orden en los verbos: "haga... enseñe".
3.2.3. Ese es el testimonio que la Biblia da del mismo Señor (Hch. 1:1).
3.2.4. Quien practica los mandamientos, tiene el respaldo moral para enseñarlos.
3.2.5. Ambas cosas juntas lo hace en realidad - "será llamado"- grande en el reino de
los cielos.
3.2.6. Los tales son honorables y dignos de alta estima.
4. La verdadera justicia (5:20).
4.1. El contraste entre dos modos de vida.
4.1.1. "Porque os digo que si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y
fariseos"
4.1.2. Escribas.
(1) Profesionales de la enseñanza que se dedicaban a explicar la Ley.
(2) Eran las autoridades en la Ley, dedicándose al estudio de la misma.
(3) Los escribas iniciaron el servicio de la sinagoga.
(4) Algunos eran miembros del Sanedrín (Mt. 16:21; 26:3).
(5) Su función era triple.
a) Preservaban la Ley.
b) Enseñaban la ley, reuniendo entorno a ellos muchos alumnos a los que
instruían en ella y exponiéndola también en el Templo (Lc. 2:46; Jn. 18:20).
c) Aplicaban la Ley, como intérpretes de ella, en casos de juicio, siendo
miembros del Sanedrín (cf. Mt. 22:35; Mr. 14:43, 53; Lc. 22:66; Hch. 4:5).
(6) La enseñanza de ellos debía ser gratuita pero probablemente recibían paga
por ello, como hacen suponer algunas referencias (Mt. 10:10; 1 Co. 9:3-18).
(7) Se aprovechaban de su posición en provecho propio (Mr. 12:40; Lc. 20:47).
(8) Pertenecían principalmente a la secta de los fariseos, pero como grupo
distinto a ellos.
4.1.4. Fariseos.
(1) Su nombre significa "separados", considerándose aparte y superiores a
los demás hombres (Lc. 18:11).
(2) Conocedores profundos de la Ley y celosos de ella, habían establecido
un código ceremonial relacionado con ella, que era más riguroso que la
misma ley de Moisés.
(3) Procuraban superar las demandas de la ley con un código de conducta
que excedía en rigor a cuanto contenía la Palabra.
(4) A causa de ello el pueblo los tenía como modelos de virtud.
(5) El fariseísmo era un sistema diseñado para esquivar las demandas de la
santidad de Dios y su Ley.
(6) Se dieron cuenta que no alcanzarían por sí mismo lo que Dios requería
y
establecieron un sistema para evitar esas demandas, sustituyéndolas por sus
propias normas.
(7) Habían codificado la Ley y enseñaban que guardando esos
mandamientos, el hombre sería acepto delante de Dios.
(8) Habían interpretado la Ley como aplicable sólo a hechos externos, pero
no al pensamiento y deseo íntimo que los produce.
(9) Con sus tradiciones agobiaban al pueblo, dando a ellas categoría de
mandamientos divinos (Mr. 7:7).
(10) Un ejemplo claro de este sistema era el "corbán" que evitaba la
obligación de atender a los padres en sus necesidades.
4.1.5. La justicia de estos dos grupos
(1) Era una justicia externa que no lograba satisfacer el corazón.
a) Ellos procuraban justificarse delante e los hombres, pero Dios
conocía sus corazones (Lc. 16.15).
b) Se contentaban con una apariencia externa de piedad (Mt. 23:25).
(2) Era una justicia que no conseguía satisfacer la mente.
a) Basada en un razonamiento engañoso (Mt. 15:3-5).
(3) Era una justicia propia, hecha por ellos mismos, que los hacía justos
ante sus propios ojos, rechazando la única justicia, la de Dios por la fe.
a) El mejor ejemplo de esta justicia está en la ilustración del fariseo y
del publicano (Lc. 18:9-14).
(4) Era una justicia que glorificaba el "yo", ostentoso y arrogante.
a) De ahí la advertencia del Señor (Mt. 6:1-2).
4.2. La afirmación solemne de Jesús.
4.2.1. "No entraréis en el reino de los cielos".
4.2.2. Los judíos consideraban a los fariseos como ejemplo y expresión suprema
de lo que Dios demandaba para ser salvo.
4.2.3. Los fariseos se interesaban por los "detalles" pero no por los "principios".
4.2.4. La ajusticia de los escribas y fariseos nunca llevaría a nadie al reino de
los cielos.
4.2.5. La "justicia mayor" que la de ellos, se recibía por fe y producía el
nuevo
nacimiento que permitía entrar en el reino (Jn. 3:3-6).
4.2.6. Esa justicia "supera" (gr. "perisseusëi pleion"), literalmente "abunda
más".
4.3. La evidencia de esa afirmación.
4.3.1. El Señor va a demostrar que la enseñanza de los escribas y fariseos era
imperfecta.
4.3.2. Desarrolla delante de los oyentes el significado y alcance de algunos
mandamientos de la Ley.
4.3.3. La enseñanza tradicional quedaba comprometida.
4.3.4. Aquello produjo el comienzo de la oposición de los escribas y fariseos
contra el Señor.
b) La vida (5:21-22).
1. La enseñanza de la ley (5:21).
1.1. Lo que las gentes conocían.
1.1.1. "Oísteis que fue dicho a los antiguos"
1.1.2. Las gentes oían la enseñanza de los escribas y fariseos.
1.1.3. Pudiera traducirse "a" los antiguos o también "por" los antiguos.
1.1.4. En cualquier caso el Señor se está refiriendo a un mandamiento de la Ley.
1.2. El mandamiento y la enseñanza tradicional.
1.2.1. "No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio"
1.2.2. Un mandamiento compuesto por dos del A. T.
1.2.3. El primero: "No matarás" (Ex. 20:13; Dt. 5:17).
1.2.4. El segundo amplia el primero estableciendo la sentencia para el homicida (Nm.
35:30, 31).
1.2.5. El sistema de enseñanza de escribas y fariseos se limitaba sólo a la parte
externa y literal del texto.
1.2.6. Si no se cometía homicidio, privando de la vida a una persona, no se
quebrantaba el mandamiento, aunque se odiara a muerte a un semejante.
1.2.7. Se fijaban en las acciones, olvidandolas intenciones.
1.2.8. Era una enseñanza parcialmente correcta.
2. El complemento del Señor (5:22).
2.1. Una enseñanza con autoridad.
2.1.1. "Pero yo os digo"
2.1.2. Con la autoridad que tenía, el Señor no sustituye o desautoriza la enseñanza
tradicional sino que la complementa.
2.1.3. Esta expresión apare en cada uno de los seis mandamientos expuestos por el
Señor (vv. 22, 28, 32, 34, 39, 44)
2.1.4. Los fariseos enseñaban a temer las consecuencias exteriores de quebrantar el
mandamiento (v. 21).
2.1.5. Cristo enseña un alcance mayor.
(1) no es el temor a ser condenados por un tribunal lo que debe importar.
(2) Es el temor a ofender a Dios.
(3) La actitud del corazón ante el inapelable Tribunal Divino, que juzga las
intenciones del corazón.
2.1.6. No sólo ha de evitarse el homicidio, sino que debe manifestarse una actitud
para con los demás, justa y afectuosa.
2.1.7. La vida de santidad no consiste en lo que se hace sino en lo que se es.
2.2. La interpretación del Señor.
2.2.1. "Que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio".
o{ti pa``" oJ ojrgizovmeno" tw``/ ajdelfw``/ aujtou`` e[noco" e[stai th``/
Que todo el que se enoja con el hermano de él culpable será del
krivsei:
juicio.
(1) "Enoje" (gr. "orgizomeos"), manifestación de ira contra el prójimo.
(2) Esa ira se manifiesta a causa del odio interno contra alguien.
(3) Esta actitud es contraria al amor y gracia de Dios (1 Jn. 4:8; 3:16; 4:9-10).
(4) El enojo por principios santos quebrantados, no es una ira pecaminosa, si se
trata de una corta reacción a causa del amor a la santidad de Dios (Ef. 4:26).
(5) El enojo sin causa es pecado (Ef. 4:31).
(6) "Cuando surge sin que exista una provocación justa; sin causa, o sin causa
buena, o sin causa proporcionada; cuando nos enojamos por suposiciones sin
fundamento, o por afrentas triviales que no merecen respuesta" .
(7) Cuando el enojo va acompañado de palabras hirientes, está dentro de este
primer límite aludido por el Señor.
(8) Este tipo de enojo entra de lleno en el quebrantamiento de éste mandamiento:
"No matarás".
2.2.2. "Y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio"
(1) El siguiente paso es el insulto: "Necio" (gr. "raka").
(2) El término equivale a "insensato" o "imbécil".
(3) Añade una actitud de desprecio considerando al hermano como indigno.
(4) Una frase reveladora que califica este insulto (Jn. 7:49).
(5) Este desprecio conduce al odio porque considera al hermano como vil e
indigno de ser amado.
(6) Sitúa al que insulta en una posición de arrogante superioridad (Ro. 12:3, 10,
16).
(7) El Señor enseña que el que insulta a su hermano manifiesta deseos homicidas
delante de Dios.
(8) Esta actitud es condenable y quien la manifieste es reo de muerte ante el
Sanedrín, la Corte Suprema de Jerusalén, compuesta por 71 miembros.
2.2.3. "Y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego"
(1) Del insulto a la difamación: "Fatuo" (gr. "möre"), mejor "renegado".
(2) Una palabra fuerte que puede también equivaler a "canalla".
(3) El gran pecado de difamar al hermano.
(4) Comprende muchas maneras, entre ellas la maledicencia (Stg. 4:11).
(5) Para este pecado reiterado hay establecida la disciplina de excomunión (1
Co. 5:11).
(6) El que difama comete homicidio en el sentido de quitar la moralidad de la
persona difamada y destruir su vida.
(7) La calumnia y difamación es "veneno de áspid", bajo la lengua, que mata
secretamente (Ro. 3:13-14).
(8) Es la raíz del asesinato.
2.2.4. La enseñanza de los fariseos se limitaba al cumplimiento aparente y literalista
del mandamiento.
2.2.5. Dios no acepta la apariencia sino la realidad del corazón.
c) La reconciliación (5:23-26).
1. Una incidencia en la adoración (5:23).
1.1. Una ofrenda presentada.
1.1.1. "Por tanto, si traes tu ofrenda al altar"
1.1.2. Una enseñanza que deriva de la anterior: "Por tanto".
1.1.3. El israelita traía, según costumbre, una ofrenda al altar (Gn. 4:3-5; Ex. 25:2; Lv.
1:2ss; Sal. 66:13).
1.1.4. La ofrenda expresa amor y gratitud por el amor y bondad recibidos y
experimentados de parte de Dios.
1.1.5. Representa un acto de devoción ante Dios.
1.2. Una situación incorrecta.
1.2.1. "Y allí te acuerdas de que tu hermano tiene algo contra ti".
1.2.2. No es algo que han hecho contra el que viene a rendir culto.
(1) En ese caso sería suficiente con perdonar la ofensa recibida (Mr. 11:25).
1.2.3. Aquí se contempla que quien viene a rendir culto es también ofensor de su
hermano.
(1) La ofensa puede ser fundada o supuesta, el hecho está en que hay un hermano
ofendido.
1.2.4. La ofensa, según la enseñanza anterior (vv. 22-22), impide la relación y
comunión con Dios.
1.2.5. Un corazón que no ama a sus hermanos no puede amar a Dios (1 Jn. 4:20).
2. La actuación necesaria (5:24).
2.1. Una adoración impedida.
2.1.1. "Deja allí tu ofrenda delante del altar".
(1) El verbo "dejar" es muy enfático, equivale a "no te preocupes" de la
ofrenda,
abandonándola como algo secundario para acudir a lo que es principal.
2.1.2. El Señor no acepta ninguna ofrenda con un corazón contaminado (Gn. 4:5).
2.1.3. El culto a Dios es un sacrificio de alabanza que debe ser elevado sin ira ni
contienda (1 Ti. 2:8).
2.1.4. La adoración sin restaurar la ofensa no es aceptada por Dios (Is. 1:15, 17).
2.1.5. El amor y la misericordia son mejores que los holocaustos.
2.1.6. Esto alcanza también la relación en el plano familiar (1 P. 3:7).
2.1.7. No hay comunión con Dios si no la hay también con los hermanos (1 Jn. 1:3).
2.2. Una restauración precisa.
2.2.1. "Y anda, reconcíliate primero con tu hermano".
kaiV u{page prw``ton diallavghqi tw``/ adelfw``/ sou,
Y vete primero reconcíliate con el hermano de ti.
(1) El verbo "vete" está en modo imperativo expresando un mandamiento (cf. Mt.
4:10).
(2) Igualmente fuerte es la expresión "reconcíliate primero", segundo aoristo
imperativo pasivo.
(3) "Reconcíliate", aoristo ingresivo, que expresa tomara la iniciativa en la
acción.
2.2.2. Además de una necesidad espiritual es un acto de obediencia al Señor: "Anda,
reconcíliate".
(1) La obediencia es más importante que los sacrificios (1 S. 15:22-23).
2.2.3. Debe buscar la reconciliación con el hermano aún cuando la queja que éste
tenga contra él sea sin causa.
2.2.4. El creyente debe tomar la iniciativa (Ro. 12:18).
2.2.5. Las enemistades son una manifestación de la carne y permitirlas es un acto
carnal (Gá. 5:20).
2.2.6. Las enemistades son una forma de división en la iglesia y un pecado contra la
unidad (Ef. 4:3).
2.3. Una adoración correcta.
2.3.1. "Y entonces ven y presenta tu ofrenda"
2.3.2. Sin obstáculos morales, Dios acepta la ofrenda.
2.3.3. No puede haber buena relación con Dios, si no la hay también con los
hermanos.
3. Un hermano adversario (5:25).
3.1. Un acuerdo necesario.
3.1.1. "Ponte de acuerdo con tu adversario pronto, entre tanto que estés con él en el
camino"
(1) "Ponte de acuerdo" (gr. "isthi eunoön") presente perifrástico imperativo
activo.
(2) El verbo deriva de "eunoos", amistoso, bien dispuesto.
3.1.2. El enojo aquí se produce con razón, por obligaciones incumplidas, en este caso
por una deuda no pagada (v. 26).
3.1.3. El hermano ofendido se ha constituido en "adversario".
(1) El término tiene que ver con alguien que litigia contra otro en los tribunales.
3.1.4. El ofensor tiene un tiempo muy corto para iniciar un diálogo que resuelva las
cosa amistosamente.
3.1.5. El énfasis está en que el tiempo de diálogo es muy breve, lo que dure el camino
hasta el tribunal.
3.1.6. Pablo recuerda la obligación de pagar las deudas (Ro. 13:8).
3.2. El riesgo en que se incurre.
3.2.1. "No sea que el adversario te entregue al juez, y el juez al alguacil, y seas
echado en la cárcel"
3.2.2. Si no hay acuerdo previo, el juicio puede concluir con una sentencia en contra
del deudor.
3.2.3. El proceso se detalla hasta el ingreso del deudor en la cárcel.
4. Una situación irreversible (5:26).
4.1. Una realidad enfatizada.
4.1.1. "De cierto te digo"
4.1.2. Lo que sigue es real, no sólo posible.
4.2. Las consecuencias.
4.2.1. "Que no saldrá de allí hasta que pagues el último cuadrante"
4.2.2. La persona que se niega a hacer un honesto intento de reconciliación, jamás
podrá pagar su deuda.
4.3. El sexto mandamiento trata asuntos internos y va más allá de un mero acto exterior.
PREGUNTAS DE REPASO
1. ¿Cuáles son las características principales de la sal?
2. ¿Cuáles son las evidencias de la luz?
3. ¿Qué dijo Cristo de Sí mismo en relación con la luz?
4. ¿En donde brilló Cristo, según Jn. 1:4-5?
5. ¿Qué declaración hace Cristo sobre las Escrituras en el v. 17?
6. ¿Qué quiere decir "la ley y los profetas"?
7. ¿Qué es abrogar?
8. Da algunas evidencias que confirmen que Cristo vino a cumplir la Ley.
9. ¿En que texto del pasaje se afirma la permanencia de las Escrituras?
10. ¿Qué parte de la Escritura es inspirada, según 2 Ti. 3:16?
11. ¿A qué debe prestarse atención según el v. 19?
12. ¿Qué grave peligro señala el v. 19?
13. ¿En qué consiste la justicia del hipócrita?
14. Indica un texto del pasaje que evidencie la autoridad de Cristo.
15. ¿Qué significa la expresión: "Más yo os digo"?
16. Explica el alcance del mandamiento "no matarás", en relación con el trato con los
hermanos.
17. ¿Qué ocurre con la oración cuando un creyente tiene problema familiares sin resolver?
18. Da una explicación a los símiles de la luz y de la sal en relación con el creyente.
19. Busca un texto en el N. T. que hable de la condición de luminaria que debe ser todo
creyente en el mundo.
APLICACIÓN PERSONAL.
1. En los símiles de la sal y la luz, Cristo pone de relieve el carácter del creyente, mucho
más que sus obras.
1.1. El creyente obra por lo que es, no es por lo que obra (St. 2:17, 18, 26).
1.2. La afirmación de Cristo: "vosotros sois", no deja opciones, sino que señala
una
condición incuestionable para cada creyente.
1.3. El creyente como "sal" debe vivir santamente.
1.4. Como "luz" debe vivir vidas luminosas, como testimonio a un mundo en tinieblas.
2. La Escritura no puede ser quebrantada sin riesgo.
2.1. El Señor enseña a tener reverencia por la Escritura.
2.2. El estudio y obediencia a la Palabra es la única manera de alcanzar la madurez
espiritual (2 Ti. 3:16-17).
2.3. Una vida de piedad sin obediencia a la Escritura es una hipocresía (Lc. 6:46).
2.4. No obedecer la Palabra es no amar a Jesús (Jn. 14:15, 23; 15:10, 14).
3. Las enemistades y diferencias entre hermanos son la causa que detienen las bendiciones
de Dios sobre la congregación.
3.1. El Señor no acepta un culto que no sea hecho con un corazón sincero.
3.2. El creyente en enemistad con su hermano está incapacitado para ofrecer un
sacrificio espiritual.
3.3. Un estado de enemistad es impedimento de bendiciones (Sal. 133:1, 3).