Estudios Bíblicos en Siguiendo sus Pisadas

El Hades

Creemos en la existencia del Hades, pero no admitimos que sea "un amplio receptáculo subterráneo dividido en dos departamentos: uno para los justos y otro para los impíos". Los que se aferran a esta teoría no tienen base escritural para sustentarla, y al patrocinar esa tesis descienden al nivel de los romanistas, quienes propugnan una triple división del Hades: el limbo, el purgatorio y el infierno. La Biblia no hace mención ni de dos, ni de tres divisiones, y los que se empeñan en establecerlas incurren en error, fruto de una desorbitada fantasía. Apoyándose en el mismo error hay quienes declaran que el paraíso cambió de lugar cuando Cristo resucitó de los muertos. La Escritura no enseña que el paraíso fuera un compartimiento del Hades reservado para los santos, trasladado posteriormente al cielo por el Señor.
Se argumenta, al pretender establecer la doble división ya mencionada, que cuando el rico murió y su espíritu fue al Hades (Lucas 16:23), allí mismo vio, aunque en distinto departamento, a Lázaro. Pero el Evangelio no dice que Lázaro fue al Hades, sino que asegura que fue llevado por los ángeles al seno de Abraham (vs.22) Ahora bien, ¿dónde estaba Abraham? Y sin vacilación afirmamos: en el cielo. Todos los santos del Antiguo Testamento pasaron a la presencia del Señor cuando sus ojos fueron cerrados por la muerte. Al igual que nosotros, en virtud del sacrificio cruento de Cristo fueron salvados. En los sabios propósitos de Dios el Cordero "fue destinado desde antes de la fundación del mundo." (1ª Pedro 1:20) y "fue inmolado desde el principio del mundo" (Apocalipsis 13:8). Por lo tanto, los beneficios de su sacrificio prometido alcanzaron a Abraham, Isaac, etc. en la misma proporción que nos alcanzaron a nosotros. Esos santos de Dios no fueron al Hades, sino al cielo, y esto en virtud de la cruz de Cristo. ¿Acaso Enoc fue al Hades? ¿No está escrito que "caminó con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios" (Génesis 5:24). ¿No está escrito además que "Elías subió al cielo en un torbellino"? (2º Reyes 2:11). Cuando en el "monte santo" aparecieron Moisés y Elías, ¿venía Moisés del Hades y Elías bajó del cielo? ¿Por qué esa diferencia? Cuando terminaron de conversar con el Señor ¿volvieron a separarse? ¿Por qué? Y si admitimos que Elías, Enoc y Moisés estaban en el cielo, ¿Por que afirmar que Abraham estaba en el Hades? ¿Es que Abraham, llamado "amigo de Dios" (Santiago 2:23) era inferior en privilegios a Elías o Enoc? No podemos creerlo.
El vocablo Hades es la traducción en griego del término hebreo "Sheol". No tenemos en castellano un término equivalente. Y cabe señalar que casi todas las veces que se menciona en el Antiguo Testamento la palabra Seol, va asociada la idea de castigo, destierro o tristeza, y nunca se usa para indicar felicidad, descanso o alegría. Entonces ¿Podemos imaginar que Dios haya permitido que Abraham, Moisés, David, etc. descendieran al Seol? ¿Se nos ocurre pensar que el espíritu del Señor pasase tres días en ese lugar de tormento? Rechazamos la idea por absurda, mientras seguimos preguntando: ¿dónde pues residió el espíritu de Cristo durante el lapso comprendido entre la muerte y la resurrección del cuerpo del Señor?.
El Señor Jesús dijo al ladrón penitente: "De cierto te digo que hoy estarás conmigo en el paraíso" (Lucas 23: 43) y el paraíso está en el cielo. El Apóstol Pablo expresa en 2ª Corintios 12:2/4 : "Conozco a un hombre en Cristo... que fue arrebatado hasta el tercer cielo... que fue arrebatado al paraíso..."
El paraíso no está -ni estuvo antes- en el Hades, o mansión de los muertos, porque el "árbol de la vida está en medio del paraíso de Dios." (Apocalipsis 2:7) El Señor, pues, no fue al Seol sino al cielo mismo, al encomendar su espíritu en las manos del Padre (mientras su cuerpo quedaba en la tumba hasta la resurrección). Ahora bien ¿Por qué el Señor Jesucristo luego de resucitado le dijo a María "No me toques, porque aún no he subido a mi Padre"? (Juan 20:17) La respuesta es que la declaración del Señor no se refería al ascenso de su espíritu sino al de su cuerpo resucitado. El Señor todavía no había subido corporalmente al cielo.
El salmista David afirmó: "...No dejarás mi alma en el Seol, ni permitirás que tu santo vea corrupción" (Salmo 16:10) El apóstol Pedro, por inspiración del Espíritu Santo aplica estas palabras al Señor Jesucristo (Hechos 2:27) El término hebreo traducido como "dejarás" es awzab, y significa: Soltar, abandonar o permitir. Por lo tanto el texto podría traducirse: "No permitirás que mi alma vaya al Seol..." ¿Qué sentido tiene afirmar que el alma de Cristo fue al Seol o Hades, pero que no fue dejada allí? ¿Qué objeto podría tener dicha afirmación? ¿Qué enseñanza práctica se deriva de ella?
Sin embargo, el conocido pasaje de Efesios 4:8/10 exige una explicación, pues hay dos frases en las que se escudan los defensores de la doctrina que estamos refutando, y que merecen una correcta interpretación. Estas frases son: "subiendo a lo alto, llevó cautiva la cautividad" (vs.8) y la otra: Y eso de que subió, ¿qué es, sino que también había descendido primero a las partes más bajas de la tierra?" (vs.9) Ahora bien, ¿qué es la cautividad de la que se habla aquí? ¿La integran los santos del Antiguo Testamento aprisionados (!) en el Hades? ¿A estos llevó cautivos el Señor? ¿Salieron de un cautiverio para caer en otro?. Por supuesto que no lo admitimos. En el Salmo 68:18, citado por el apóstol, la cautividad se refiere primariamente a los enemigos que fueron hechos cautivos por David. Estos enemigos tipifican los enemigos de Cristo, "el Hijo de David": el diablo, la muerte, la maldición y el pecado, que son llevados como en procesión triunfal, exhibidos a modo de señal de la destrucción del enemigo. (Colosenses 2:15)
Hay una idea similar en Isaías 14:2 : "Cautivarán a los que cautivaron... Y en el día que Jehová te dé reposo de tu trabajo y de tu temor; y de la dura servidumbre en que te hicieron servir, pronunciarás... y dirás ¡Cómo paró el opresor... Quebrantó Jehová el báculo de los impíos, el cetro de los señores, el que hería a los pueblos con furor...el que se enseñoreaba de las naciones con ira, y las perseguía con crueldad. Toda la tierra está en reposo y en paz; se cantaron alabanzas...
La enseñanza, entonces, de Efesios 4:8 es la siguiente: Nuestro Señor, al triunfar sobre la muerte, llevó cautivo al que tenía el imperio de la muerte, al diablo, "y libró a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre (Hebreos 2:14/15). Satanás, bajo cuya dominación estuvimos todos, es ahora un enemigo vencido y humillado por Cristo, mientras que el glorioso Vencedor del Calvario ha subido como Hombre al trono de Dios, y desde allí, en base a su soberanía, otorga sus dones a la Iglesia para crecimiento y bendición de la misma. Es cierto que el Señor descendió a las partes más bajas de la tierra, (Mas yo soy gusano y no hombre; Oprobio de los hombres y despreciado del pueblo, Todos los que me ven me escarnecen...) (Salmo 22:6/7) "Se humilló a sí mismo, haciéndose obediente hasta la muerte, y muerte de cruz." (Filipenses 2:8). Ningún otro llegó jamás a tales profundidades de humillación, pero Dios lo exaltó hasta lo sumo,y le dio un Nombre que es sobre todo Nombre.
El Señor subió a lo alto, y ahora, "habiendo efectuado la purificación de nuestros pecados por medio de sí mismo", se encuentra sentado "a la diestra de la Majestad en las alturas". (Hebreos 1:3).
Resumiendo, creemos en la existencia del Hades como cárcel de los impíos. No señalamos su ubicación porque lo ignoramos. No admitimos que en el Hades haya habido dos compartimientos, pues ningún santo de época alguna está o estuvo allí. Tampoco el Señor fue al Hades, pues la Escritura no señala ningún propósito que justificara tal menester.