Estudios Bíblicos en Siguiendo sus Pisadas |
Notemos una cosa importante que nos hará ver la vida de José en Egipto como
un ejemplo aún más digno de imitar: José estaba solo en Egipto. No tenía familia, ni
había quien conociese o sirviese a su Dios. Y aquellos que pensaba que serían sus amigos, lo olvidaban.
Entonces podemos considerar acerca de José:
· Dio testimonio de su Dios en todo momento: al estar en casa de Potifar, al estar en la cárcel,
y aún ante el rey.
En este último caso podemos observar que las primeras palabras de José a Faraón fueron para
decir que no era él quien interpretaba, sino Dios. Dios era lo principal en su vida, por lo que también
estaría primero en sus palabras. Y no solo ante Faraón, sino ante sus magos y sabios, completamente
ajenos al conocimiento del único Dios
· José fue bendecido por Dios al interpretar el sueño de Faraón, y fue puesto sobre
todo en Egipto. Pasó de lo más bajo a lo más alto en un día, pero "no se le subieron
los humos". Dios había sido lo primero hasta ese momento, y seguiría siéndolo. Pablo
tuvo una experiencia semejante, confirmada por el texto de Fil. 4:12: "Sé vivir humildemente, y sé
tener abundancia; en todo y por todo estoy enseñado, así para estar saciado como para tener hambre,
así para tener abundancia como para padecer necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece"
· Luego de interpretar el sueño de Faraón, José sugiere una solución. Al reunirse
Faraón y sus consejeros, les dijo: ¿Acaso hallaremos a otro hombre como este, en quien esté
el espíritu de Dios?. Se notaba que Dios estaba en José, a través de sus palabras, sus hechos,
su sabiduría. Faraón mismo reconoce que es Dios quien obra en José de esta manera.
En el ambiente donde trabajamos, estudiamos, etc. ¿se nota que tenemos el Espíritu de Dios? Nuestros
hechos y palabras ¿Pueden ser considerados como obra de Dios? Lucas 6:45: "El hombre bueno, del buen
tesoro de su corazón saca lo bueno; y el hombre malo, del mal tesoro de su corazón saca lo malo;
porque de la abundancia del corazón habla la boca." ¿Cuál es el tesoro de nuestro corazón?
· Dios dio a José la sabiduría para proponer la solución a los siete años de
hambre que vendrían, pero la diligencia y el empeño fueron propios de José. Se encargo de
hacer bien su trabajo. Esto trajo bendición no sólo a José, sino que a todo Egipto también.
Un creyente que hace bien su trabajo y actúa como un digno hijo de Dios, trae bendición a los que
lo rodean.
La confiabilidad de José era tal que Faraón mismo dice al pueblo: Id a José, y haced lo que
él os dijere. Un creyente debe, en cuanto de él dependa, hacer diligentemente su trabajo y ser confiable.
· José tuvo el encargo de administrar la economía egipcia, y lo hizo bien. Nosotros no tenemos
que administrar los bienes de un país, pero sí los nuestros. También Dios nos concede la administración
de nuestro tiempo, nuestras capacidades, nuestros dones, etc. 1 Corintios 4:2: "Ahora bien, se requiere de
los administradores, que cada uno sea hallado fiel."